FIN DE SEMANA CREATIVO (3)






La tercera propuesta de Javier García Martínez para un fin de semana creativo fue un tanto inquietante, tal como me gusta:  ¿Qué canción eligiríamos para acompañar a un posible apocalipsis? Yo no me lo pensé. En esos hipotéticos momentos de caos y muerte, cuando muchos huirían, otros morirían y unos pocos lucharían por su vida y por la de los demás, mi banda sonora sería "Heroes" de David Bowie, una canción que me encanta con un toque triste y una cierta esperanza.

Una vez elegida la canción por cada uno de los participantes, Javi creó una playlist en Spotify de lo más variopinto, y llegó el segundo reto: crear un microrrelato basado en la canción elegida, ya dejándonos a nuestro libre albedrío que el relato tratase sobre el apocalipsis o no.

Una vez puestos en situación, yo elegí un relato sobre una situación cercana al fin del mundo, al menos del fin del mundo conocido, en un mundo post apocalíptico mucho más que posible, si lo pensáis bien. Nada de zombies ni choques de asteroides. Simplemente con borrar la electricidad y las comunicaciones, nos veríamos abocados al caos más absoluto. Bienvenidos al infierno.


" HEROES

La pulsación electromagnética había logrado que la civilización retrocediera hasta el siglo XVIII. El ataque terrorista a nivel global había eliminado la electricidad y las comunicaciones. En un mundo controlado por la tecnología, aquel golpe maestro dejó sumida a la población en unas tinieblas que serían difíciles o imposibles de disipar. El caos que se adueñó de las calles acabó con miles de personas, antes de que la invasión llegara a producirse.

Muchos comprendieron que el fin del mundo civilizado había llegado y que la única salvación radicaba en salir de las ciudades y refugiarse en las montañas o en pequeñas poblaciones, huyendo de ladrones, asesinos y de los propios terroristas, que habían invadido el primer mundo tras dejarlo indefenso.

Las desorganizadas y apresuradas evacuaciones no permitieron que las familias huyeran juntas. Ella perdió su plaza en el ultimo autobús que salió de su devastado barrio, porque seguía buscando a su familia y a su novio, sin hallarles. Igual que los demás que quedaron abandonados a su suerte por toda la ciudad, huyó presa del pánico, pero a medida que avanzaba hacia las montañas, pensó que los suyos podían haberse quedado en la ciudad, escondidos y quizá heridos, pues no les había visto en ninguna de las colas de los autobuses. Entonces se detuvo y regresó sobre sus pasos. No tenía ningún sentido sobrevivir si se iba a quedar sola. Para eso prefería morir y acabar de una vez.

A la luz de los incendios les buscó sin éxito. Mientras, con barras de hierro, ladrillos y otros objetos contundentes que convirtió en armas, fue defendiéndose de los ataques y salvando a otras personas indefensas, forjándose una sólida fama de heroína entre las ruinas de su ciudad. Un grupo de supervivientes pálidos y temblorosos la seguía, fortaleciéndose a medida que iban consiguiendo pequeñas victorias. Juntos rescataban a los que seguían vivos, luchaban contra los invasores y contra el propio ejército, que disparaba a cualquier cosa que se moviera.

Fueron conformando un pequeño ejército invisible que luchaba en guerra de guerrillas. Ella les dirigía, siempre triste y cada vez más frustrada porque no hallaba a ninguno de los suyos con vida, pero aquella búsqueda seguía siendo la única causa que la levantaba cada mañana y el último pensamiento al llegar la noche.

En su mente, ya que no podía escuchar música, resonaba «Heroes» de David Bowie una y otra vez, obligándose a seguir siendo una heroína para encontrar a su novio, a su familia y amigos. No se detendría hasta reunirse con ellos o dejarse morir por estar sola en el mundo, aunque esta última opción ya era poco probable. Su séquito de supervivientes se había convertido en su familia. Absorbían su valor y reunían fuerzas para seguir adelante. Si ella se derrumbaba, significaría la muerte de todos los demás. Se sentía responsable de todos aquellas personas que, hasta hacía poco tiempo, eran unos simples desconocidos con los que no tenía nada en común.

Un día afrontaron un cruento combate. Arrinconaron a un grupo de terroristas entre ellos y otro grupo de guerrilleros civiles. Fue duro ver morir a personas, tanto amigas como enemigas, pero era cuestión de supervivencia y no había que pensar más en ello.

Cuando conoció al líder del otro grupo, no le pareció muy guapo. Nada que ver con su novio, pero él le guiñó un ojo, mientras silbaba la misma canción de Bowie que tenía siempre en la cabeza. Solo con aquel detalle, ya le cayó bien. La idea que se barajó de inmediato cuando se encontraron, fue unir los dos grupos. Cuantos más profesionales de distintos oficios reunieran, mayor posibilidad de supervivencia tendrían como colectivo.

—¿Qué dices, reina? Podemos ganarles. Podemos ser héroes solo por un día...—le propuso él, siguiendo la letra de la canción, mientras le tendía una mano.

Ella suspiró. Los antiguos parámetros de belleza y afinidad ya no importaban nada, porque el fin del mundo les había alcanzado, revolcado y en algunos casos, aniquilado. Aquella podía ser la última puesta de sol que vieran. Nada tenía demasiada importancia y una alianza, amistad o incluso una relación, podía convertirse en el nuevo motivo para levantarse cada mañana.

— Podemos ser héroes, solo un día más.—aceptó ella, dándole la mano."

Hasta la próxima entrada, queridos lectores y lectoras.

https://youtu.be/Tgcc5V9Hu3g




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