Como
cada año por estas fechas, comienzan a circular por las redes sociales
comentarios, unos a favor y otros en contra, de la celebración de
Halloween en España, donde somos más partidarios de poner
velas y llevar flores a los difuntos y la mayoría de gente piensa que se
trata de una simple moda importada de EEUU. Nada más lejos de la
realidad.
Halloween tiene su origen en la fiesta celta de Samhaim,
que significa "fin del verano". Se celebraba a finales de la temporada
de cosecha y era considerada como el año nuevo celta, que comenzaba con
la estación oscuta. Los antiguos celtas creían que la linea que une este
mundo con el mundo de los espíritus, se estrechaba hasta desaparecer la
noche de Samhain, permitiendo que tanto los espíritus benéficos de los
antepasados como los malvados, campasen a sus anchas por la tierra entre los humanos.
Los ancestros
familiares eran homenajeados con flores, comida y bebida, y se intentaba
alejar a los espíritus malvados. Si alguien debía salir esa noche,
utilizaba disfraces y máscaras para parecer un espíritu maligno y pasar
desapercibido entre ellos, sin ser dañado.
Esta fiesta pagana, como otras muchas, se cristianizó por la Iglesia, dando lugar a un homenaje a los difuntos y a todos los santos en general. Entonces fue cuando se instauró la costumbre de visitar los cementerios, llevado flores a los antepasados.
Ya véis lo antiguo
de la tradición, que nació en Europa, exportándose a EEUU y a Canadá, donde con el
tiempo se festejó con toda una parafernalia de calabazas iluminadas con
velas, niños pidiendo caramelos de puerta en puerta y el acostumbrado
visionado de películas de terror.
Yo me considero ciudadana del
mundo, y disfruto adoptando las costumbres que me gustan y desechar las
demás. Por lo tanto, homenajeo con flores y velas a los difuntos y me
disfrazo para salir la noche de Halloween, para pasar desapercibida
entre los malos espíritus.
Pero no solo he adoptado estas costumbres.
Desde hace algunos años, suelo escribir un microrrelato para el concurso
FantastiCS (Fantástico Castellón) que se celebra en Castellón,
patrocinado por la Librería Argot, que organiza toda una serie de actos
para celebrar Halloween y un auténtico festival de homenaje a los géneros de misterio, terror y
ciencia ficción.
La tarde del 31 de octubre se organiza una fiesta "Truco o trato" para niños,
pero no acaba ahí. Hay presentaciones, charlas y coloquios sobre libros de género fantástico, proyección de los cortometrajes seleccionados en la Muestra de Cortometrajes,
talleres de cine de terror y ciencia ficción, talleres de guión
cinematográfico de distintos niveles y el concurso de microrrelatos de
que os hablaba anteriormente.
Los micros aparecen en un ejemplar recopilatorio el siguiente año. Se trata ya de una tradición, y como me gusta, la he adoptado, incorporándola a mi calendario.
A continuación os ofrezco uno de los micros presentados por mí, que resultó finalista en el concurso de 2014:
LOS INQUILINOS
La dueña del piso llamó
al timbre. Pegó la oreja a la puerta. Introdujo la llave y abrió.
Las luces estaban encendidas. Pasó ante el salón y vio sobre la
mesita botes de cerveza y platos llenos de restos con moscardones
revoloteando. Llegó a la cocina y se dirigió hacia el fregadero.
Con dos dedos separó los trozos de platos y vasos rotos de los
restos de comida que embozaban el desagüe. Arrugó la nariz. Con
toda aquella porquería, seguro que su criaturita habría mutado. Era
lógico que tuviera mucha hambre. Entre los restos halló una oreja y
dos pulgares, uno de la mano y otro del pie. Frunció el ceño,
enojada.
- Arturito, cielo. Sé
que me estás oyendo. Haz el favor de portarte bien. Eran unos
inquilinos nefastos, pero al menos espera a que me paguen, o
cualquier día nos morimos de hambre los dos.- Le regañó con una
voz llena de autoridad.
Desde el fondo del
desagüe, un par de burbujas ascendieron hasta el agua estancada,
como señal de que el mensaje había llegado a su destinatario.
Voy a preparar mi disfraz. Hasta la próxima entrada, amigos y amigas.